(Esta entrada la escribí el 6 de septiembre).
¡Hola!
Ayer la verdad es que no hice mucho, porque estuve todo el santo día limpiando.
Ayer la verdad es que no hice mucho, porque estuve todo el santo día limpiando.
Prueba de que mi casa necesitaba un limpiado urgente (las manchas "limpias" es porque ahí eché el antigrasa) |
De hecho, me entró una depresión en plan "llevas dos días en China y lo único que has hecho es limpiar e ir al súper" y me agobié un poco. Pero es que sólo con ver la foto anterior se entiende lo que mi casa necesitaba un limpiao. Lo bueno es que moviendo muebles y abriendo cajones me encontré algo de dinero:
2,9 RMB (unos 0,40€). Algo es algo. |
Y, por supuesto, después de pasar unas cuatro horas limpiando con mucha mala leche - rollo "¿por qué me ha tocado la casa con más mierda?" -, no podía faltar mi paseo hasta el supermercado.
Eso sí, pasear por mi universidad es una alegría |
Y, nada, ya en el supermercado me encontré expuesta una compresa gigante de 42 cm. Lo normal.
se podía tocar y todo |
Y fijaos qué día más lamentable fue ayer que el mejor momento del día fue cuando me compré estos palitos de Oreo:
A mi flequillo y a mí nos encantó |
Así que hablemos mejor de hoy. Hoy sí que he hecho muchas más cosas :D.
El día ha empezado así como muy oriental:
Después del buenos días musical por parte del altavoz, por la mañana tuve una reunión con el departamento de español y así pude conocer a todos los profesores. Hay tres chicas chinas que enseñan español y cinco nativos. Entre los nativos nos encontramos los dos cordobeses, un mexicano, un colombiano y yo. Lo primero que hicimos fue repartirnos las clases entre los nativos y a mí me ha tocado ser la profe de "Audición y hablar" con alumnos de segundo curso, y "Escuchar" y "Curso de teclado" que son asignaturas de los alumnos de tercero.
Después de ponernos de acuerdo con las asignaturas, Leo - el chico colombiano - nos enseñó las posibles aulas en las que podíamos dar clase.
La verdad, me siento tan bien acogida por los chinos que me da cosa criticar la desorganización que tienen a la hora de trabajar. Pero es muy bestia. Ya me habían avisado, por lo que no me ha sorprendido, pero que yo no tenga mis propios libros para dar clase y tenga que buscarme yo sola la vida es un poco... no sé. En ese sentido sí estoy un poco agobiada porque nunca he sido profe de un grupo tan grande - sólo he dado clases particulares, máximo dos personas - y no tener ni una guía ni un esquema... pero bueno, ya me las apañaré.
Después hemos estado en la oficina internacional para recoger unas camisetas de la universidad y allí he conocido a Yurie, una chica japonesa que también se estrena este año como profesora de dicha lengua y que ya me había contactado hace unos días por wechat - el whatsapp chino -.
Yurie me ha preguntado si me apetecía ir a una "comida de chicas"
con ella, Emma - una chica china que trabaja en relaciones
internacionales - y una profesora china de japonés llamada algo así como
"Shu an". Me he separado del resto de profesores de español porque en
teoría "los chicos" no podían venir, aunque al final Harry se ha venido con nosotras.
Hemos comido en un restaurante llamado "Hong Kong no sé qué" y no me ha quedado claro si de Hong Kong sólo tiene el nombre o si la comida que ponen allí es típica hongkonguera.
El restaurante era súper bonito, la verdad |
La cosa se puso interesante cuando vi "los cubiertos" que me daban para comer: mis queridos palillos chinos.
Digo lo de "queridos" porque soy súper torpe usándolos. Directamente, no sé usarlos. Emma tuvo el detalle de pedirle al camarero un cuchillo y un tenedor para la española de seis años con la que compartía mesa. Mirad que lo intenté, que Yurie me enseñó cómo cogerlos, que Emma me movía los dedos para ponerlos exactamente como hay que ponerlos; pero nada. Descubrí que tengo una mano con complejo autista a la que le hablo y me ignora. En serio, fracaso. Y no fue por intentarlo, porque me tiré bastante tiempo intentando probar hasta que Harry dijo con esa sinceridad china "Pilar, practica en tu casa porque si no, no vamos a comer hoy". Y se acabó la práctica.
En esta mesa, me di cuenta de lo "occidentalizada" que estoy y de lo ignorante que soy. Me sentí súper cateta. Ya no sólo por lo inútil que me sentía por no saber comer con palillos y lo "europea" que me veía con mi cuchillo y tenedor delante de sus palillos. Es que tampoco tenía idea de cómo se come en China.
Por ejemplo, Emma me preguntó qué quería comer y yo le dije que me pidiera cualquier cosa pero que el marisco no me hacía mucha gracia. Me señaló un plato de gambas - que también es mala suerte, porque las gambas tampoco me gustan - y le dije "uy, preferiría otra cosa". Y entonces ella respondió "pues no sé qué vamos a comer entonces". Y me quedé cómo cortada, porque no sabía si es que el resto no podía pedirse lo que a mí no me gusta o qué pasaba ahí.
No fue hasta que el camarero trajo el primer plato que lo entendí: en China, la comida se comparte. Todo lo que se pide se coloca en el centro de la mesa y los comensales van cogiendo de un plato u otro. Entonces ya lo pillé: al decirle que yo no quería mariscos ni gambas, estaba obligando al resto de la mesa a que tampoco comiera eso. Por eso Emma me contestó así.
Como se ve en esta foto, en el centro es donde se va poniendo toda la comida |
Me hubiera gustado hacer más fotos de la comida, pero creo que eso de fotografiar lo que vas a comerte es una costumbre instagramera y ya bastante había llenado esa mesa de occidentalismo.
Además, que no callé. A cada rato preguntaba qué era este o aquel plato, cómo se llamaba en chino, y yo intentaba decirlo para después preguntar si lo pronunciaba bien. Creo que les di la comida entre una cosa y otra. Pero, de verdad, me sentí súper cateta. No conocía nada de lo que había en esa mesa y tampoco sabía qué costumbres había que seguir. Por ejemplo, cada vez que el camarero traía un plato - y trajo muchos - parece ser que Yurie o yo teniamos que ser las primeras en probarlo primero. No sé si es simplemente por educación o porque hasta que no lo prueben "las invitadas" el resto no puede comer. La cosa es que muchas veces, si yo no cogía del plato que acababa de venir, Emma me echaba directamente a mi plato y luego ya ella cogía para sí. De hecho, una vez ya le tuve que decir "Thanks, mommy" porque de verdad me sentí como una niña pequeña a la que su madre le va apartando la comida.
La verdad es que esta comida me encantó, pero me sentí súper perdida. Además, en un momento les dije que sentía que me habían engañado toda mi vida, porque he ido como cinco mil millones de veces a un restaurante chino en España - porque, de hecho, me encantan - y jamás había visto ningún plato como el que ahora tenía delante. Es más, les dije que un plato que comía mucho era el pollo con almedras y sus caras fueron de "¿Almendras?, ¿por qué le echan eso al pollo?". Señores, nos han estafado todo este tiempo.
Más tarde, a la noche, hemos ido a cenar a las afueras de la universidad los cinco profesores de español y una chica italiana que es profesora de inglés - y a la que, como os imagináis los que me conocéis, me ha encantado conocer -.
Hemos ido a un bar muy discreto, con luces de neón que cambiaban de color, pero yo no he podido cenar nada porque aún estaba llena de la comida de este mediodía.
El bar, que no llama nada la atención |
Después de este bar hemos estado en un pub llamado Muse y donde ha sido una sorpresa conocer a una cubana llamada Lorena, que trabaja allí. Lorena se ha puesto a cantar y sé de buena tinta que a una amiga mía de Fuengirola le habría encantado estar allí y se habría puesto a bailar salsa sin dudarlo (¡Mai, me he acordado muchísimo de ti!). Yo he disfrutado bastante del sitio porque había personas de muchísimas nacionalidades y, de hecho, he acabado mareada perdida porque cuando estaba con la chica italiana, hablaba en italiano; con los cordobeses, lógicamente usaba el español; pero cuando estamos todos juntos usamos el inglés. La gota que ha colmado el vaso ha sido cuando Leo me ha dicho "Pili, ven, que te voy a presentar a unos rusos", y he terminado hablando en ruso con un chico y una chica que están viajando a lo mochilero por China y que no saben hablar ni chino ni inglés. Están en Rizhao porque hacer couchsurfing y justo se quedan en casa del colombiano. Les pregunté cuál era su ciudad y me dijeron que estaba muy al norte de Vladivostok. Creo que me dijeron "Komsomolsk-na-
Y, nada, me voy a dormir ya, que estoy reventada.
Por último, os dejo con una foto de mi facultad :)
Estoy enamorada de los caminos que tiene |
P.D.
Llevo
fatal la censura de internet. No puedo entrar en Facebook – que es el
que
menos me importa, porque apenas lo uso -, ni en google - por supuesto,
ni en gmail, ni en google maps ni en el traductor T_T -, ni en
instagram, y tampoco en El País ¡¡ni en mi blog!! (que es lo que peor llevo). Necesito una VPN ya.
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