23 ene 2016

De nuevo en Shanghái

¡Hola!

    Como ya os comenté, a principios de este mes venía mi novio y, como llegaba a Shaghái, aprovechamos y estuvimos varios días allí. 

    Volví a coger el famoso autobús Rizhao - Shanghái de ocho horas pero la verdad que este viaje fue mucho mejor que los otros dos anteriores.

    David voló con Air France e hizo Málaga - Shanghái con escala en París. En total, el viaje duró unas 17 horas y le salió la ida y vuelta por 500€. Bueno, le habría salido por ese precio si no hubiera tenido un problema en la embajada que le hizo cambiar su billete (ya os lo contaré en otro momento).

¡Reencuentro después de cuatro meses! Se notan las horas de viaje en el cuerpo, ¿eh? jaja

    La verdad es que nos hizo muy buen tiempo en Shanghái (en Rizhao hace un frío que no es normal), aunque nos pilló contaminación y el cielo se veía a veces muy feillo.

   
    Como ya en esta entrada os hablé de Shanghái, voy a intentar contaros cosillas diferentes esta vez.

    El primer día estuvimos en la parte más moderna de Shanghái y visitamos las mismas zonas en las que ya estuve en mi viaje en septiembre. Como estábamos cansados, quería ir "a tiro fijo" y dejar los descubrimientos para otro día.

    Fuimos a la zona de Yu Garden y nada más bajar del metro nos pasó algo anecdótico.

    
    Vuelvo un poco atrás para contaros que cuando empecé a decirle a la gente que me iba a China, un amigo me comentó que tuviera cuidado con el "timo de la ceremonia del té". Me comentó que algunas veces, a los turistas, nos vendían la moto de que iba a celebrarse una ceremonia del té súper especial, que pasaba una vez cada cinco años o así, que la organiza un grupo étnico que blablá y lógicamente es sólo una forma de engañarnos para que piquemos, vayamos, y luego paguemos muchísimo dinero.

    La historia es que David y yo salimos del metro y se nos acercó una parejita joven china y nos pidió que les echáramos una foto. A mí me extrañó un poco porque no había nada especialmente bonito en esa zona como para ser fotografiada y porque David les preguntó si querían que saliera este o aquel edificio y a ellos parecía darles igual.

    Esta pareja empezó a hablar con nosotros en inglés. Eran súper simpáticos, pero como yo estoy enamorada de los chinos (lo reconozco), pensé que eran unos chinitos amables más y no vi maldad por ningún lado. Ya empecé a mosquearme un poco cuando llevábamos cinco minutos hablando y hacía tres que yo ya había dicho "Well, we have to go" y la pareja seguía charlando y no nos dejaban irnos. Ambos se supone que eran de Pekín, ella estudiaba negocios y él, turismo. Estaban de vacaciones en Shanghái y mi alarma se encendió cuando me dijeron que iban a una ceremonía del té que organizaba no sé qué etnia que vivía en no se qué montaña y justo sólo hoy se celebraba el evento. Supongo que al ver mi cara se dieron cuenta de que los había pillado porque les dije "no, no, nos vamos" y ni siquiera insistieron.

    Me sentí un poco mal porque habían intentado engañarnos. Además, me sentí súper tonta porque al principio le dije a David "¿ves que majos son los chinos? ^^" y resulta que eran una pareja de timadores.

    Pero bueno, seguimos con nuestro viajecito y ya está. Qué vamos a hacer si hay gente así V_V

   
    Yo había ido a Yu Yuan para entrar al jardín, ya que la otra vez no fuimos al final. Pero entre la ceremonía del té y que encontramos un templo que no vi la última vez, se me olvidó el jardín :$.


    Al día siguiente estuvimos en Qibao, que es como la zona antigua de Shanghái.


    Cuando fui a Shanghái en septiembre, como lo planeamos de un día para otro, no tuve tiempo de mirar qué ver en la ciudad. Me dije a mí misma que para la próxima vez miraría cosas antes de ir pero me pilló el toro totalmente y de nuevo fui a Shanghái sin saber qué merece la pena ver.


    La primera noche en el hotel, estaba súper cansada y miré por encima cosas de Shanghái y vi una foto de Qibao que me gustó, así que por eso decidímos ir allí.


    En esta zona, como podéis ver en las fotos, hay casas tradicionales y muchísimos negocios donde poder comprar comida.



    
    Las calles son bastante estrechas y están llenas de personas. Si sois de agobiaros en situaciones así, quizás lo paséis un poco mal para ir de un lado a otro.


    A mí esta zona me gustó muchísimo porque es súper diferente a la Shanghái moderna a la que estaba acostumbrada.


    Parece que, de pronto, nos hemos metido en un pueblito chino donde el tiempo pasa más lentamente.


  
  Además, la zona da para hacerse fotos muy bonitas si vas con tu pareja ^^

   
    A la noche, fuimos a la zona del Bund porque la última vez no pude hacer una foto de Pudong de noche y tenía esa espinita.
qué bonito es :)

    Por cierto, sé que quizás va a sonar muy triste, pero en este viaje me hinché de comida occidental. Después de cuatro meses metida en Rizhao, estos cuatro días en Shanghái los pasé comiendo en el Burguer King, el Pizza Hut, Mc Donald's, Kentucky Fried Chicken (de estos ahí en Rizhao, pero ya qué estábamos con el tour de comida basura...), Subway, etc. En mi gran apretaera de comida occidental, hasta nos metimos una tarde a merendar en el Häagen Dazs cuando es un helado que no me gusta especialmente - y que veo súper caro -, pero todo sea por comer algo no-chino. (Y que conste que la comida china me encanta, pero era el ansía de comer otra cosa).


    Y para terminar, que llevo ya un rato hablando, os cuento mi subida a la Torre de la Perla Oriental.

Vistas desde la torre

    Era otra cosa que tenía pendiente de hacer desde septiembre, donde no subí porque cuesta su dinero y sabía que volvería con David y más adelante con mis padres y mi hermano - en marzo - así que tenía más oportunidades de hacerlo.

    Una peculiaridad de la torre es que su suelo es de cristal en una de las plantas.

los chinos no conocen el miedo

   Yo sabía que me iba a dar un poco de miedo, porque en Málaga hay una tienda en un centro comercial que tiene una parte de su suelo  de cristal y una vez pasé por ahí y casi me quedo en el sitio. Y eso que sólo hay como 30 centímetros entre el cristal y el suelo.

momento en el que estoy sufriendo un infarto
    Hay un video rondando por ahí, que sólo verá la gente más cercana, donde se ve a una española chillando entre chinos.

No os imaginais el esfuerzo que me costó hacerme esta foto
    Este mirador de cristal está a unos 259 metros de altura y la verdad es que impresiona bastante la primera vez que lo ves. Lo más normal es que el miedo del principio pase a risilla y al final seas capaz de andar por el cristal. Aunque eso no pasó conmigo V_V.

Estoy bien agarrada porque mi brazo de titanio me salvará en caso de que el suelo se caiga ¬¬


    










    Las vistas de la ciudad son muy bonitas, con todas las luces encendidas, pero para hacer buenas fotos es mejor venir por la mañana, porque la propia luz de la torre molesta bastante y es lo que hace que todas las fotos salgan rosadas.
No, no superé mi miedo. No os dejéis engañar. Estoy sentada sobre la viga de hierro porque según mi cabeza es mucho más seguro.

    ¡Y esto es todo por hoy! A la vuelta, cogimos un avión Shanghái - Rizhao porque acaban de abrir un aeropuerto en mi ciudad ^^. Por ahora, sólo nos une con Shanghái y con Dalián (una ciudad que está al norte), ¡¡pero puedo hacer Rizhao - Shanghái en sólo una hora!! :D ¡Adiós autobús pesadilla de ocho horas! ^^

La única foto que tomé del aeropuerto. ¡Siento que sea tan cutre!






6 ene 2016

¡qué rápido pasa el tiempo!

¡Hola!

¡Feliz año con retraso!

    Esta entrada quería haberla publicado sobre el 30 de diciembre, pero entre mis tareas, que venía mi novio y que con el blog me organizo fatal, pues no he llegado a tiempo.

    Voy a decir algo que seguro que os pilla por sorpresa porque nadie lo dice en esta época "¡qué rápido pasa el tiempo!". Este 2015 se me ha pasado como un suspiro y de verdad que me parece que fue ayer cuando me mudé a Ojén.

El pueblo en cuestión

    En realidad, eso lo hice el 15 de enero. Recién empezado el año 2015, decidí mudarme a este pueblito malagueño situado muy cerca de Marbella ya que me pasaba dos horas al día en la carretera Málaga - Marbella, y hacía nada me acababan de renovar mi contrato hasta septiembre de 2015 y me habían subido las horas.

Otra cosa no, pero me encantaban las vistas a la montaña desde mi casa
    
    Os podéis imaginar la situación: súper feliz en mi nueva casa, con mi contrato de alquiler de seis meses, iba a vivir sola por primera vez, la ilusión de empezar algo nuevo, comprar cositas para la casa, estar al lado del trabajo... De hecho, el motivo principal para mudarme a Ojén, un pueblito perdido que te obliga a coger el coche para cualquier cosa (no tiene ni supermercados), era estar más cerca de mi trabajo de entonces.


La luz trasera de mi coche sufrió las consecuencias de vivir entre rocas. Ahí se quedó la pobre.


    Así que imaginaros la putada el palo cuando justo un mes más tarde, el 15 de febrero, salgo del vestuario del trabajo  y me llaman para que vaya a la oficina y me echan. Sí, me echan. Así, sin anestesia. Sales de tu casa una mañana para ir a trabajar, como llevas haciendo más de un año, y ni media hora más tarde estás en la calle. Cuando saben perfectamente que te acabas de mudar, lo que has pagado de alquiler y fianza, el dinero que te has gastado en comprar cosas para la casa. Saben que te has mudado por ellos. Una empresa que presume de transparencia, buen rollo - por eso conocían perfectamente mi situación - y buenas maneras, te pega una patada como si no fueras nadie. Quizás es que no eras nadie y todo esa fachada de coleguitas era una mentira. Pese a que el director te dijera dos semanas antes que habías hecho por esta empresa "más de lo que han hecho muchos de los que llevan cinco años aquí". ¿Marks&Spencer o Melindroso&Suavón? Quizás deberían considerar cambiar el nombre, al menos en la tienda de Marbella.

    Pese al hundimiento, no quise darme ni un día de tregua y esa semana ya andaba buscando trabajo.

Doscientos millones de curriculum listos para ser entregados

    El hecho de que me llamaran de varias empresas la primera semana me ayudó a no sentirme tan mal, y a la semana siguiente ya tenía trabajo. Así fue como entré a trabajar en Primor, lugar que dejé antes de un mes por las causas que explico aquí.

    Como anécdota, en esas tres semanas me maquillé más de lo que hago a lo largo de un año. De hecho, a los tres días - literales - me dijeron que iba demasiado natural - y eso que yo me sentía como un cuadro andante - y que debía pintarme maquillarme más.

Gajes del oficio
    
    Por cierto, que en Primor las dependientas tienen prohibido decir palabras como "pintalabios" (se dice "barra de labios"), "rímel" ("máscara de pestañas") o "pintaúñas" ("esmalte de uñas"). De hecho, estando allí me enteré de que las uñas no se pintan, sino que se maquillan.

Menos mal que mi etapa por Primor duró poco


    En este mes de marzo también nos dejó mi abuelo. Enfermó en febrero y cuando menos lo esperábamos dio un bajón del que no se recuperó el pobre.

A mi abuelo le encantaba la playa malagueña de La Misericordia

    Seis días más tarde yo cumplía 28 años y os podéis imaginar lo bien que me caía el año 2015 hasta ese entonces.

    Una semana más tarde comencé a "trabajar" en la tienda Calzedonia de Fuengirola, una franquicia llevada por un matrimonio de piratas que me hicieron ir un día en el que no me pagaron porque estaba "de prueba" (sólo estuve dos horas, eso sí, porque me negaba a estar más tiempo); otro día trabajé cuatro horas por 20€ y al día siguiente me llamaron para ofrecerme mi contrato. Atención. Yo trabajaría 16 horas a la semana como "ayudante de dependienta" pero, como estoy licenciada, no pueden contratarme como tal, así que en mi contrato pondría que soy "dependienta" pero me contratarían sólo 10 horas para que coincidiera el sueldo con el que me pensaban pagar. Viva la legalidad. Fui lo más educada posible y les dije que no podía aceptar eso porque, si era sincera, iba a seguir buscando trabajo y me parecía mal que invirtieran un tiempo en mí cuando yo estaba pensando en irme a otro lugar. ¿Que les tenía que haber dicho que son unos putos explotadores y que los pensaba denunciar? Pues sí. Pero llevaba unas semanas de altibajos y no quería más polémica.

    En Semana Santa me fui de viaje con mi novio a Huelva y Portugal porque necesitaba desconectar y fue allí donde me llamaron de Okaidi para empezar a trabajar la semana siguiente.

Imán para la nevera que compré en Portugal. "Si te caes siete veces, levántate ocho"

    En Okaidi, esa encargada que me pareció tan simpática en la entrevista escondía una loca en su interior y a las tres semanas me dijo que me tenía que echar porque se sentía mal viéndome trabajar como dependienta conociendo mi currículum. De hecho, tuvo una conversación bastante subrealista conmigo en la que me dijo que me hablaba "como madre, no como jefa" y me dijo que tenía que quererme un poco más y buscar trabajos más adecuados a mi perfil. Claro, porque yo no he intentado trabajar "de lo mío". En el fondo, soy una masoca que después de ser niña de matrícula, con carrera e idiomas, prefiere deslomarse 40 horas de pie en una tienda. 

    Así que me vi de nuevo en la calle. Si no llega a ser porque después de mí echó a otra chica que llevaba dos años en la tienda y a otra que llevaba trabajando ocho años - que se dice pronto - pensaría que el problema lo tengo yo. Esta encargada entró dos meses antes que yo y la semana pasada me enteré de que la echaron en agosto. 

    Con este panorama, la idea de opositar cobró fuerza y en mayo ya iba a una academia de Málaga. Estaba tan desencantada que pensé que mi única opción de tener un buen trabajo en España se reducía a ser funcionaria.


    Por suerte, no duré mucho en paro porque a la semana siguiente me llamó Mercadona para que empezara a trabajar con ellos, así que estuve hasta julio entre libros y Maris con sus compras.

Las tardes de estudio me dieron para muchas fotos para Instagram
    
    Poco antes de eso, empecé este blog porque necesitaba soltar la frustración que había acumulado todos esos meses. Y quién me iba a decir a mí que fue precisamente gracias a él como encontré el trabajo donde estoy ahora. O más bien, el trabajo me encontró a mí.

    Un conocido leyó mi blog y vio el optimismo que rezumaba (ironía) y fue así como me propuso enseñar español en la ciudad china donde me encuentro. Pensó - muy acertadamente - que necesitaba un cambio y que esta experiencia me podía ayudar.

    Después de mil nervios, dudas y consultas a todo el mundo, decidí dar el paso y dejar Mercadona justo cuando me ofrecían un contrato para seis meses más. También tenía que dejar las oposiciones aparcadas. Aunque me costó hacerlo, creo que di el paso que tenía que dar pese a que mi cabeza a día de hoy es un caos y no sé qué hacer con mi vida.

Mi llave para poder trabajar en China :)
  
  El 3 de septiembre pisé territorio chino y por aquí sigo desde entonces :)

    Desde entonces, todo el mundo me pregunta si pienso seguir aquí y la verdad es que no lo sé. A ratos pienso que sí, luego pienso en mudarme a otra ciudad china, más tarde pienso en mudarme a otro país, después en volver a España... estoy hecha un lío. 

    Si algo tengo que aprender de la vida en general y del 2015 en particular es que debería dejarme llevar. Si hace un año, cuando estaba a punto de mudarme a Ojén, me hubieran dicho que acabaría enseñando español en China no me lo hubiera creído. Vivo con el miedo de "ains, qué pasará. Tengo que tener todo controlado porque en algún momento esto se puede torcer" y siento que he olvidado cómo se disfruta del momento. Y es una pena.

    ¿Alguno de vosotros se siente o se ha sentido así?, ¿me podéis dar algún consejo que pueda ayudarme? (y no me vale una lista de las que publica el Huffington y páginas así, que ya me he leído todos :P ¡necesito consejos reales!).


    Como siempre, muchas gracias por leerme. ¡Besitos!