30 abr 2015

Por qué dejé de trabajar en la perfumeria Primor

    Si escribes en Google "explotación" al lado de la empresa que te interesa (Mercadona, Corte Inglés, Zara...), lo más normal es que te aparezca varios enlaces con quejas de antiguos trabajadores o trabajadores actuales de la empresa en cuestión. 

    Sin embargo, a la semana de comenzar a trabajar en la perfumería Primor y darme cuenta de lo que se cocía por ahí, observé que en internet no había escrito NADA sobre las condiciones de las trabajadoras de esta empresa. Es por ello que me siento un poco obligada a escribir esta entrada. 

    Voy a ser sincera. Cuando me llamaron para trabajar en Primor, fui súper feliz. Perdí mi anterior trabajo el 15 de febrero y que ni dos semanas más tarde me llamaran para empezar a trabajar el 2 de marzo fue un subidón. Perder mi trabajo anterior me dejo devastada. Aparte de porque consideré (y sigo considerando), que fue injusto, porque dada la situación, quedarse en paro es como entrar en una secta de la que es muy difícil salir. Y yo lo conseguí en apenas 10 días.

    Agradecí, y sigo agradeciéndoselo pese a todo, a la chica que me eligió porque era lo que necesitaba en ese momento. Un voto de confianza. Y por eso siento que la decepcioné y que lo sigo haciendo escribiendo esta entrada, pero estoy cansada de las empresas que se aprovechan de sus trabajadores en vez de considerarlos como un bien valioso.

    La entrevista con ella me encantó. Y quiero dejar claro varios puntos. Independientemente de mi opinión acerca de la empresa, la entrevistadora fue una chica 10. Fue sincera conmigo desde el principio, consiguió que tuviéramos una conversación natural, de esas que hasta te da alegría tener y a mí me cautivó. En la entrevista, ya me avisó de cuál sería mi sueldo y cuál mi tipo de contrato. Y lo acepté. Quiero que quede claro. Cuando esa misma noche me llamó para decirme que contaba conmigo, yo estaba súper ilusionada, como ya he dicho arriba.

    Por regla general, las dependientas de Primor tienen fama de "bordes" y "poco formadas". Por lo pronto, desmiento lo primero y lo segundo a medias. Al menos en la tienda donde trabajé, todas las chicas fueron un encanto (salvo una), y no me fue nada difícil sentirme parte del grupo. Me sentí súper a gusto con ellas, desde el primer momento me dijeron que les preguntara lo que fuera, y muchas se volcaron en mí cuando hospitalizaron a mi abuelo a causa de una neumonía. En cuanto a la formación, más adelante lo explico.

    Entonces, diréis, ¿qué problema tienes con Primor? Si sólo cuentas cosas buenas. 

    Pues a ello voy.

    Ganar más o menos dinero me da un poco igual. A ver, no soy tonta. Cuanto más, mejor. Pero si estoy a gusto en un sitio, que el sueldo esté 100€ arriba o abajo es lo de menos. Pero mientras sea legal. Estando en Primor, una compañera me informó de que los contratos de aprendiz no pueden hacerse a chicas con carrera; justo lo que éramos nosotras dos. Me metí de todos modos en la página del Ministerio de Empleo y Seguridad Social (una periodista contrasta siempre sus fuentes :P) y lo que allí se especifica es esto:

Fuente: http://www.empleo.gob.es/es/informacion/contratos/contenidos/formacionyaprendiz.html


    La verdad, no me queda muy claro si por ser licenciada en Periodismo no podían hacerme este tipo de contrato... Pero lo que no tiene mucho sentido es que Primor quisiera formarme en "Dependienta de comercio - Cajera" cuando llevaba trabajando casi el último año y medio como dependienta y he sido cajera más de medio año en Mercadona.

    Pero seguimos. Según un contrato de formación:

Fuente: http://www.empleo.gob.es/es/informacion/contratos/contenidos/formacionyaprendiz.html


    Que no lo digo yo. Que lo dice el Ministerio. Está bien, hagamos cuentas. Si mi contrato era de 40 horas, y 75 es a 100 lo que X a 40, resulta que yo debería trabajar 30 horas y dedicar las 10 restantes a la formación. Pues bueno, en Primor me informaron de que yo, libremente, decidía invertir esas 10 horas de formación trabajando en tienda. Vale, no lo veo mal. Pero, ¡ah! que mandan también unos libros para que me forme en casa, porque claro, tengo que hacer el curso de "Dependienta de comercio - cajera". Pero entonces, ¿cuántas horas estoy yo dedicando entre trabajo y formación? 
   Sigamos con la piratería. Ahora os muestro una foto de mi contrato:
Detalle de mi contrato y, tachado, el nombre de una persona. Que no quiero que me demande.
    
    Queda bien claro mi horario, ¿no? Pues se ve que alguien se confundió - ya sea redactando el contrato o interpretándolo - porque mi horario podía ser desde las 10 de la mañana hasta las 9 de la noche, turno partido o seguido, y los sábados también entraban. De hecho, lo más normal era que te tocara salir a las 9 de la noche cinco días de los seis que se trabajan. Bueno, "salir". Porque a las 9 es cuando se cierra la tienda. Pero luego hay que limpiarla y esperar que las encargadas cuenten caja, así que el día que te toca cierre ya sabes que 20 minutos se lo vas a regalar a la empresa. Ponle media hora en total, porque hay que entrar libremente 10 minutos antes de tu hora. Que, sinceramente, a mí me gusta llegar siempre un poco antes al trabajo. Pero que te obliguen a hacerlo y que consideren que llegas tarde a tu trabajo por llegar a las 9.55 cuando entras a las 10... En fin. Será que con los años me he vuelto tiquismiquis.
    Y a ver, que a estos "truquitos" recurra el bar Lolo que acaba de empezar o la tienda de moda Paqui, vale. Sea más o menos ético. ¿Pero Primor? ¿Una empresa que mínimo tiene 50 tiendas en España, que está en fase de expansión y a la que ponen como ejemplo de empresa malagueña que hace las cosas bien? 

    Pero bueno. El remate de los tomates fue cuando la encargada de tienda me comentó que "es muy raro que venga una inspección de trabajo; pero por si viniera, te voy a decir qué tienes que decir". Que yo, sinceramente, pensé "pues ojalá ese hombre no entre por la puerta porque voy a empezar a soltar las verdades del barquero y me voy a quedar sola". Pero bueno, ¿esto qué es? Para mí fue el colmo. De hecho, me metí en la página del ministerio para denunciarlo; pero me pedían todos mis datos (nombre y apellidos, DNI, dirección) y pensé "con lo corrupto que está todo, voy a dar mis datos, le van a chivar al dueño, me van a echar de la tienda y aquí no va a pasar nada". Quizás fui tonta, pero me salí de la página y no rellené el formulario.

    Volviendo al inspector, las supuestas preguntas que podía hacerme serían:
· (Si viene por la tarde) ¿Por qué estás trabajando ahora?
- Porque justo hoy me han pedido que les haga el favor que venga, porque no tenían ninguna chica, pero yo siempre vengo de mañana (mentira).
· ¿Quién es tu tutora? - se supone que por ser aprendiz, tengo que tener una tutora en tienda que me enseñe -.
- Fulanita (que tiene gracia, porque era una señora que pasaba de mí como de la mierda).
    Por supuestísimo, si me preguntaba cuántas horas echaba en tienda, tenía que decir 30. Ni rastro de las otras 10 que libremente decidía trabajar.

    ¿Pero qué pasa? Que pese a todo esto, es un trabajo de mínimo seis meses. En los tiempos en los que estamos. ¿Y por qué nadie denuncia? Pues ya sabéis la respuesta: por miedo y/o necesidad. Porque os puedo asegurar que la gran mayoría de chicas que trabajan en Primor están quemadas. Así que si entráis a una tienda y pasan de vosotras u os atienden mal (como sí que he leído en varios blogs), ya sabéis por qué. Porque están hartas. Pero aguantan porque, como me resumió muy bien una compañera: "tú que puedes encontrar otro trabajo, vete. Yo no puedo encontrar nada mejor. No tengo estudios ni tengo idiomas, lo único que tengo es que soy muy apañá".

    Y es lo que me da rabia. Que hay chicas muy apañás trabajando para la empresa y nadie se lo reconoce. En los 25 días que yo trabajé, las únicas que se molestaron en formarme algo fueron mis propias compañeras; que alguna sabía un poco más y otra le ponía muchas ganas pero sabía igual de poco que yo. Me pusieron a vender tintes sin explicarme nada. Que menos mal que duré poco en la tienda, porque el día menos pensado me iba a aparecer una señora con el pelo verde y me iba a meter con el cuenco del tinte en la cabeza. Porque he vendido tintes, como me pedían, sin tener NI IDEA. He vendido cremas a señoras sin saber si le venía bien a su piel o no; la única información que me daban en tienda era "tú léele lo que pone en la caja y ya está". Así que a las blogueras que se quejan de que las chicas de Primor no están formadas, yo os digo NORMAL. Si nadie las forma. Si no nos dan ni muestras. Que esa es otra. Creo que el sobrecito de muestra se cotiza a 500€ en el mercado, porque no me quisieron dar NI UNO. Que, a ver, yo no me maquillo (que eso es otra, porque tienes que ir al trabajo maquillada como un putón ejemplo de lo monísima que puedes ir pintada como una puerta), que la muestra la quiero para saber cómo huele ese perfume, cómo absorbe la piel esa crema o cómo te deja el pelo ese champú. Si no, ¿cómo se lo digo a las clientas para conseguir una venta? Pues no. No se te ocurra pedir muestras. Caca. Tenían unas revistas que daban gratis a las clientas por su compra y se quejaron de que el almacén estaba lleno de las de la navidad pasada. Les pedí si podía llevarme una a casa para leerla, para formarme en realidad, y me dijeron que no. Que si quiero, que la lea en el descanso un día que tengo partido y luego la devuelva. ¿Se puede ser más cutre?

    Y seguí trabajando, creo que más bien por inercia. O porque es imposible dejar un trabajo en estos días sin sentirte culpable. De un modo u otro, piensas que no es tiempo para ponerte exquisita, que hay 10.000 personas deseando estar en tu situación y que quién te crees pensando que un trabajo no está a tu altura, bastante que lo tienes.

    ¿Y qué fue lo que me hizo irme? Mi abuelo. Más bien, su muerte. Mi abuelo falleció el pasado lunes 23 de marzo. Ya mencioné de pasada en la entrada anterior lo importante que era para mí. No os podéis hacer una idea. Ese 23 de marzo fui a trabajar, pero sobre las 11 me llamó mi madre a la tienda para decirme que mi abuelo había fallecido. Me dieron permiso para irme y fue mi novio quien condujo esos 60 km que separan Marbella de Málaga, porque yo no estaba para conducir. Pasé todo ese día en el tanatorio y también la noche. No podía estar lejos de él. Al día siguiente, les pedí a los del recinto que por favor me abrieran el ataúd, porque necesitaba verlo una vez más. Le leí en voz alta una carta en la misa que celebraron. Recogimos sus cenizas y nosotros mismos, los miembros de la familia, lo enterramos con nuestras propias manos. ¿Por qué cuento todo esto? Porque fue un proceso muy duro. Mi abuelo. Una de las personas que más he querido en mi vida. Todavía sigo pensando en él y se me saltan las lágrimas. Lo echo muchísimo de menos y lo voy a echar siempre. Esos días fueron un infierno y, encima, mi otro abuelo había sido operado por segunda vez de un tumor maligno que tenía en la mejilla. Todo a la vez.

    El martes 24, estando en el hospital con mi abuelo recién operado mientras a mi otro abuelo lo cremaban, llamé a Primor. Lógicamente, ese día no fui a trabajar y quería asegurarme de que al siguiente día podía faltar. Creo que no hace falta explicar que no era porque no quisiera trabajar, era porque, literalmente, NO PODÍA. Llamé a la tienda para que pudieran confirmármelo, pero ellos me pasaron el número de una supervisora, que es quien puede "dar la orden".

    La llamé, le conté lo que me había pasado y la conversación fue así:
- Sí, ya me he enterado. La cosa es que hoy sí he encontrado a una chica de la Cañada que te puede sustituir pero para mañana no tengo a nadie.
- Ya, pero yo de verdad que me encuentro fatal, no creo que pueda ir.
- Pero es que entiéndeme: si no vienes tú, no tengo a nadie.
- Ya... pero una cosa. ¿Yo por convenio no tengo tres días?
- Ehm... bueno, por convenio... es que no, lo que dice el convenio es una cosa, pero ya luego si tú te ves bien, pues tienes que venir.
- Sí, pero es que yo de verdad que no estoy bien. Estoy llorando a cada rato.
- Ya, si yo lo entiendo. Pero somos personas y hay que mirar adelante. Es que es un abuelo, si fuera un padre...

....

    Que en ese momento es para decirle "¿Pero tú que mierda sabes de la relación que tengo con mi abuelo?". Cada vez que pienso en esa conversación, me pongo mala. Entre lo mal que lo estaba pasando, entre que no daba crédito y que quería terminar ya con esa conversación, le dije que intentaría entonces ir al día siguiente al trabajo, pero que de todas formas la llamaría.

    Sé que me está quedando una entrada larguísima y os pido perdón por ello, pero me es imposible resumir más toda la historia y no contar estos detalles.

    Tuve un mini debate con dos de mis tíos que estaban en el hospital para ver qué podía hacer. Uno de ellos me dijo "mira, si tienes claro que no quieres seguir en Primor y piensas que puedes encontrar algo mejor - que no lo veo difícil -, no te lleves el mal rato y no vayas mañana. Si no estás para ir, no estás para ir. Y yastá".

    Pero mi otro tío me dijo "Vamos a ver, Pili, piensa. Te acaban de echar de un trabajo, ¿vas a hacer que te echen de otro? Que es una mierda, sí. Pero vaya carrera que vas a tener..."

    Y claro, me quedé pensando.  Porque sí, sabía que quería irme de Primor lo antes posible, pero mi tío tenía razón ¿otra vez me iban a echar? Además, estoy pagando un alquiler. ¿Cómo iba a irme sin tener ningún otro trabajo seguro?

    Al final decidí ir a trabajar al día siguiente. No tenía fuerzas, no había dormido bien en días, pero si no tenían a nadie que me sustituyera no quería dejar a la empresa "tirada" (aunque me jodía lo más grande tener que ir a trabajar un día que me pertenecía por la muerte de mi abuelo). Así que me dije "vale, la voy a llamar. Le voy a decir que hoy sí trabajo pero que el 11 de abril es mi último día y así le aviso con 15 días de antelación".

    Pues bueno, la llamé sobre las 12.30 de la mañana (yo entraba a las 2) y la conversación fue así - tengo un audio que le mandé a mis amigas por whatsapp justo después de hablar por teléfono, por eso puedo ponerla tal cual fue -:

- Hola, Menganita, soy Pili, la chica que te llamó ayer por la muerte de mi abuelo.
- Ah sí, dime.
- Nada, para decirte que hoy sí voy a trabajar pero que sepas que el 11 de abril es mi último día.
- ¿Y eso?
- Bueno, porque he visto cosas en esta empresa que no me gustan y lo de ayer ya me tocó la moral.
- ¿Que te tocó la moral? ¿Qué paso ayer?
- Hombre, la conversación que tuve contigo. Que yo tenga que venir hoy a trabajar cuando sabes que no estoy bien y que me pertenece al menos un día más por lo de mi abuelo.
(Aquí es cuando la chica cambia su versión).
- No, mujer, pero yo te dije que si no estabas bien, que no hacía falta que vinieras.
- Vamos a ver, Menganita, que no estoy teniendo esta conversación para discutir contigo.
- No, pero que de verdad, que no hacía falta que vinieras a trabajar, si te lo dije.
- No, tú me dijiste que tenía que venir a trabajar porque no tenías a nadie que me sustituyera.
- Ya, pero es que esta mañana he encontrado a una chica al final.
- ¿Sí?, ¿y cuándo me lo ibas a decir?
(Silencio).
- Oye, que de verdad, que no vengas a trabajar.
- Vamos a ver, Menganita, ((cuando me cabreo, suelo decir mucho "vamos a ver")) yo ya estoy en Marbella. He venido desde Málaga hasta Marbella para trabajar, así que ahora no me digas que no vaya a trabajar. Yo te lo he dicho: hoy voy pero te aviso con 15 días de que me quiero ir de esta empresa.
- Ay, bueno, si tú te quieres ir porque has tomado esa decisión, no pasa nada. Sólo que no quiero que estés 15 días en la tienda cuando no estás a gusto. Si quieres, firma hoy tu baja y no hace falta que vengas más a trabajar.
- No, pero yo quiero avisarte con 15 días de antelación porque tampoco quiero perder lo que me pertenece.
- No, mujer, no te preocupes que tú vas a cobrar todo. 
    Yo desconocía que mientras estás en el periodo de prueba te puedes ir en cualquier momento. La cosa es que fui a la tienda, pedí la baja voluntaria, mis compañeras alucinaron con que hubiera tenido que ir a trabajar y con el derroche de empatía en la frase "hombre, es que es un abuelo, si fuera un padre...".

    Y aquí terminan mis pequeñas aventuras en Primor.

    Por eso dejé de trabajar ahí. No porque me llamaran de Mercadona (como he escuchado que se ha ido contando por ahí). Porque, de hecho, lo voy a contar: Mercadona me citó para una entrevista el miércoles 25 de marzo a las 9.30 de la mañana y tal como entré por la puerta me puse a llorar y le dije al entrevistador que si no le importaba entrevistarme otro día, que acababa de fallecer mi abuelo y no me encontraba con fuerzas (el entrevistador me llamó desde un número desconocido y no pude avisarle por teléfono). Me dijo que no me preocupara, que lo entendía y que me llamaría. Aún estoy esperando esa llamada, así que fijaros si tiene poco que ver. Me fui de Primor porque el trato a sus empleadas es DENIGRANTE y porque me dieron donde más me duele, en mi abuelo. Yo puedo aguantar salir más tarde, puedo aguantar el sueldo de 850€ por más de 40 horas a la semana, pero "es que es un abuelo y no un padre", no, y "es que por convenio tú no vas" tampoco. Que la cosa está muy mal, vale. Pero ya está bien. Ya está bien de explotar, ya está bien de aprovecharse. Quizás si tuviera hijos que alimentar o una hipoteca que pagar, mi discurso sería distinto pero, por suerte, no los tengo, y ni me conformo ni me aguanto. 
    
    Y me callo ya y os dejo tranquilitos.

    Muchas gracias por leerme ^^.
    Os invito a que me déis vuestra opinión y a que me contéis si habéis tenido una experiencia similar en un trabajo. Y, sobre todo, ¿no estáis un poco ya hartos de lo que se están aprovechando de esta crisis?

    Mil besitos,




26 abr 2015

Mi background


    Para empezar el blog, me gustaría hablaros de mí. Siempre que leo algún blog, me gusta darle a la pestaña sobre mí para saber quién se "esconde" detrás de esas palabras.

    Ya me pasaba incluso antes de que "existieran" los blogs. En mi época comelibros me encantaba conocer detalles de los autores: dónde vivieron, cuántos hermanos tenían, qué habían estudiado... ¿os pasa a vosotros?

    Le doy mucha importancia a esos detalles que creo que me ayudan a conocer mejor a una persona.

    Yo me crié en Fuengirola junto a mis padres y mi hermano. El resto de mi familia es de Málaga por parte de padre y Cártama por parte de madre. En aquel entonces, puedo decir que eramos de clase media - alta, aunque años más tarde nos quedamos en media con la crisis - incluso medio-baja -. 

    Mi hermano es cuatro años más pequeño que yo y sé que algún día ganará un Óscar - un Goya como mínimo - y si no lo hace es por falta de medios o confianza, pero no de talento.

    Mi familia es  bastante grande: tengo cuatro tíos, tres tías y diez primos (dos más vienen de camino). Todos mis primos son más pequeños que yo, por lo que he sido la mimada nieta y sobrina mayor de la familia por ambos lados. 

    Aún conservo a mis dos abuelas y un abuelo. Hace un mes se murió mi abuelo paterno y perdí a la mejor persona que he conocido nunca y a lo más grande que tenía en la vida. Este último año apenas lo vi por  mi trabajo y es algo que me duele cada vez que lo pienso. Además, también se llevó con él la palabra "abuelo". Ya no volveré a llamar a nadie así, ya que a mi otro abuelo lo llamo "papi" (en su momento explicaré por qué).
 
    Por último, tengo un novio maravilloso - después de casi siete años juntos qué voy a decir - que, además, es mi mejor amigo y uno de mis mejores compañeros de viaje junto a mis niñas Erasmus. 

    Tengo pocos amigos de verdad (y la mitad viven fuera de Málaga),  pero conocidos como para parar un tren.

    En el colegio, siempre he sido una niña 10. En primaria, mis notas eran PA+++ ("con tres crucecitas", para orgullo de mis padres); pasé la ESO entre notables, sobresalientes y el mote de "empollona", para terminar 2º bachiller con matrícula de honor. 

        Cuando entré en la Universidad la cosa cambió; supongo que, por un lado, porque las asignaturas me desmotivaron bastante y poco o nada tenia que ver con lo que yo pensaba que era "convertirse" en periodista. Por otro lado, porque pasas a ser un número y sentí que daba igual aprobar las asignaturas con un 6 que con un 9, nadie te reconocería "nada" y mi ego yo estaba habituada a que me reconocieran los méritos en público. Así que me limité a pasar los cuatro años de la licenciatura sin pena ni gloria, odiando algún que otro profesor y poco más. De mi carrera, sólo resalto mi tercer año, cuando me fui de Erasmus a Roma; la mejor experiencia de toda mi vida.

    Después de la carrera, me explotaron de lo lindo trabajé de becaria en el Partido Popular de Málaga, en la agencia Europa Press, y el Palacio de Ferias y Congresos de Málaga, entre otros. Trabajaba unas 40 horas a la semana (mínimo), por un sueldo de 360€ en el caso del PP y 296€ en EP y FYCMA. Por supuesto, sin estar dada de alta en ningún sitio y sin derecho a cotizar. De aquel entonces, recuerdo como la directora de comunicación de FYCMA me llamó un día a su despacho para decirme que me notaba "desmotivada" (yo llevaba, entre práctica y práctica, más de un año trabajando sin haber tenido ni una semana de vacaciones, sin reconocimiento y por un mísero sueldo), que sabía que las condiciones no eran las "mejores" pero que estábamos en crisis, y, ojo, no podían pagarme más aunque quisieran. Recuerdo como esa misma semana había leido como Yolanda de Aguilar, la gerente de FYCMA, ganaba cerca de 200.000€ al año y estaba siendo investigado por qué el alcalde de Málaga le pagaba un plus de 40.000€. Que no había dinero, los cojones.

    Hui, casi literalmente, de esta situación yéndome seis meses a trabajar a Palermo gracias al Servicio de Voluntariado Europeo. Allí trabajé en Libera, una asociación antimafia. Fue una súper experiencia increíble y de la que escribiré una entrada.

    Cuando volví, seguí buscando trabajo como periodista pero sólo me salían prácticas y más prácticas de becaria. Yo siempre había tenido una máxima: no había estudiado una carrera para terminar trabajando en una tienda. Pero llegó el momento de tragarse el orgullo, porque lo que yo quería era trabajar, estar dada de alta, tener un sueldo acorde y que se me respetara. Fue así como entregué mi CV en Mercadona justo el año que buscaban gente con carrera (no me preguntéis por qué, porque el trabajo era de cajera), y comencé a trabajar para ellos. Siempre recordaré mi primer día. Mi turno terminaba a las tres de la tarde y serían como las tres y diez y yo seguía por allí. No por marcármela, ni por quedar bien, es que mis años de periodista me habían enseñado que jamás salías a tu hora. Una de las gerentes me vio y me dijo que me fuera ya a casa. "Sí, ya me voy, pero quería ordenar esto antes de irme". "Que no, que te vayas ya, que es tu hora". Recuerdo que la miré y casi se me iban a saltar las lágrimas. Por primera vez me pedían que me fuera a casa a mi hora. Para muchos será una tontería, pero ese mismo día olvidé mi carrera y fui feliz en mi trabajo. Es muy triste cuando pienso en ello, pero que me reconocieran que había repuesto estupendamente la sección de frutería fue el mejor halago que había recibido nunca. Como becaria, jamás fui más que la última mierda que se come los marrones.

    Trabajé para Mercadona dos veranos. En los nueve meses que los separaron no encontré otro trabajo y me cree el blog Repostera Pilu por no volverme loca en mi casa. Estudiaba ruso, se me puso tipazo porque pasaba todas las mañanas metida en el gimnasio, y estaba siempre intentando hacer algo porque cada vez que pensaba que no tenía trabajo ni manera de conseguirlo me venía la depresión. Tuve un período bastante malo del que todavía dudo que me haya recuperado del todo. Siempre he sido la alumna ejemplar, a la que todos preveían un futuro brillante. Jamás en mi adolescencia hubiera pensado que terminaría "así". Yo debería estar en algún puesto de responsabilidad, acorde a mis capacidades, ganando una pasta y no mendigando trabajos en los que estoy súpermegacualificada. Pero me estoy yendo del tema.

    Después del segundo verano en Mercadona, entré a trabajar en Marks&Spencer, donde estuve un año y tres meses y donde me dieron un señor patadón el pasado 15 de febrero (y que ya contaré, que da para otra entrada). 

    Tuve bastante suerte (según se mire) y encontré trabajo a los pocos días en la perfumería Primor, donde aguanté 25 días (también lo contaré en otra entrada, porque madre mía las condiciones de allí).

    Y hace justo 10 días comencé a trabajar en una tienda de moda infantil donde no se para y donde, si todo va bien, estaré los próximos seis meses.

    Aún así, hace un par de semanas decidí que mi futuro se encuentra en unas oposiciones. Dentro de las opciones que tengo, es la mejor a la que puedo optar. Lo hablaba hace poco con una de mis tias. He hecho todo lo que está en mis manos: tengo mi carrera, mis certificados B2 en inglés e italiano y B1 en ruso. He hecho varios cursos de comercio exterior, de creación de empresas (porque pensé hasta en abrir mi propio negocio); ahora estoy con uno de Community Management, que encima me ha costado una pasta, porque no he dejado de intentarlo con el Periodismo, pero me niego a trabajar como becaria ni una vez más. Tuve una época, como ya he dicho, en la que me autoflagelaba y pensaba que el problema era yo. Que no encontraba nada porque no era lo suficientemente buena. Que era culpa mía. Me costó años, mil charlas con mi novio y con esta tia mía para darme cuenta de que el problema no era yo. 

    Así que me toca estudiar otra vez, que se ve que es lo mejor que se me ha dado hasta ahora.

    Y con esta súper entrada, creo que os he puesto bastante al día de mi "contexto" ajajajaja. Se supone que nunca se debe escribir una entrada en un blog de más de 700 palabras y esta tiene 1.578. Sé que a los que me seguíais en ese blog personal que tuve en el Erasmus no os sorprende, pero al resto os digo que no voy a escribir tanto, que hoy me he pasao un poco. Le echaremos la culpa al domingo y a tener la mañana libre.

    Ya sabéis que podéis dejarme cualquier comentario, ya sea para llamarme quejica o para contarme si vuestra situación en la crisis ha sido parecida a la mía.

    Muchas gracias por leerme hasta aquí. ¡Eso sí que tiene mérito!

    Besitos,


   

23 abr 2015

¡Empezamos!

¡Hola!

    Después de un tiempo - varios meses - dándole vueltas a la idea de empezar un blog personal, ¡por fin me he decidido! 

    He tardado en crearlo porque, por experiencia, dar mucha información sobre una misma te hace en cierto modo más "vulnerable"; y más cuando te sinceras al 100%, que es lo que yo pretendo. Pero como el que te quiera criticar, lo va a hacer igualmente le des más o menos motivos, pues aquí estoy :D.

    Mi idea es que este blog dure muchíiiiisimo, porque quiero tener un espacio propio donde "desahogarme" y contar mi vida. Además, pretendo que también os animéis a escribirme y contarme cosillas, porque aparte de hablar por los codos también me encanta escuchar las historietas de los demás.

    Tengo que destacar en esta primera entrada a mi prima María y a  Irati, por animarme ambas e insistirme mucho - sobre todo la primera - a que empezara a escribir en un blog.

    Me despido por hoy, ¡pero nos vemos pronto! ^^