¡Hola!
Os sigo contando qué tal en Tianjin. Tal y como escribí ayer, David tenía que hacer la prueba al día siguiente.
Quedamos a las nueve de la mañana en el restaurante y, mientras David se cambiaba - tenía que ponerse el uniforme de cocinero -, a mí me trajeron el desayuno de los campeones:
British breakfast :D |
El café estaba malo - normal en China - pero la comida estaba riquísima. Y ese pan, ¡era pan de verdad! No esa masa de harina dulce que, al menos en Rizhao, te venden como pan y sabe a bizcocho. Fijaros si le gusta el pan dulce a esta gente que un día una alumna (que irá a Alcalá de Henares a estudiar el año que viene) me preguntó con cara de terror total: "Profesora, ¿es verdad que en España el pan es salado?".
Pero a lo que iba, la prueba de David duró unas tres horas y le hicieron cocinar casi de todo.
Yo, mientras, fui haciendo fotos a medio restaurante para no aburrirme |
Fernando estuvo con él en todo momento para hacer de intérprete. El inglés del jefe de cocina era súper básico, así que la ayuda de Fernando era muy necesaria.
David, Fernando y el chef Steve (sí, también adoptó nombre occidental) |
Mientras David cocinaba, yo estaba con José, otro de mis alumnos, que había venido a Tianjin para visitar a Fernando y estar con nosotros.
Vistas desde la segunda planta del restaurante |
Con José yo me iba el día siguiente a Pekín; él iba a quedarse una semana en casa de un amigo y yo tenía que preguntar en la embajada unas cuestiones mías y de David (que contaré más abajo).
Estuve planificando también con José como sería mi viaje de vuelta a Rizhao desde Pekín, porque me negaba a coger un tren nocturno de doce horas o un autobús que tardara lo mismo. En menos de una semana tenía que volar hasta Tailandia, yendo antes a Qingdao, y no quería meterle más horas de viaje a mi cuerpo porque iba a acabar reventada.
Al final, resolvimos coger un tren rápido de Pekín a Jinan - la capital de Shandong, mi provincia -, cuyo viaje duraba dos horas y desde Jinan coger un autobús a Rizhao (cinco horas). Al menos, reducíamos el viaje unas cuatro horas y sabíamos que el tren iba a ser más cómodo que el autobús.
¿Y por qué os cuento todo este rollo? Porque iba a ser mi primer viaje "sola" por China en el que tenía que llegar a una ciudad que no conocía, coger un taxi para llegar a una estación, pedir dos billetes de autobús para otra ciudad y, cuando llegara a Rizhao, llamar a un taxi para que me recogiera y me llevara a mi casa. Todo esto sin que ningún chino conocido me ayudara en algún momento de ese trayecto. Lo que parece una chorrada, en China es un mundo. Sin yo saber chino y sin que los chinos sepan cualquier idioma que no sea el suyo, cualquier microproblema era ya una catástrofe en mi cabeza y me veía atrapada en Jinan para siempre. Así que José me escribió un par de chuletillas en mi libreta:
Entre otras cosas, está escrito qué tengo que decir para comprar los billetes y el nombre completo de mi universidad. |
Y, volviendo al tema David, él tenía en mente cocinarles un menú que ya habían hablado pero el jefe de cocina y la jefa quisieron que cocinara mejor otros platos (los chinos y sus cambios de última hora). Así que David hizo hummus y un steak tartare - dos de los platos que él pensaba hacer - pero le pidieron que hiciera una ensalada César porque nosotros la noche anterior en el momento Masterchef comentamos que su ensalada César sólo tenía de César el nombre y la lechuga y ellos querían ver cómo se debería hacer según David. Además, le pidieron que cocinara una paella - por eso de ser español -, plato con el que David tuvo que improvisar con los ingredientes que había en esa cocina (eso sí fue otro momento Masterchef).
Y aquí tenemos el resultado:
Los platos de David |
La jefa y el chef Steve se sentaron con nosotros y empezaron a probar los platos y a decirles a Fernando y a José lo que pensaban.
Fue un momento de nervios total, en el que yo intentaba leer algún gesto de aprobación en la expresión de sus caras y me estrujaba los sesos para entender el máximo posible de lo que hablaban en chino. Me pareció escuchar un par de veces "好" (hao = bueno), pero tampoco estaba segura al 100% y miraba con impaciencia a mis estudiantes en plan "¡¡venga ya!! ¡¡traducid!!".
Fue José quien tomó la palabra y nos dijo que le habían encantado todos los platos, que estaban muy buenos, que le había gustado la presentación, la forma de trabajar de David... todo. La única crítica que recibió David cayó a la paella, porque pensaban que el arroz estaría duro para los clientes chinos, así que habría que intentar hacerlo más blandito.
Cara de tranquilidad de David mientras escuchaba a José |
Pero que sí, que lo querían para trabajar, lo único que la jefa quería hablarlo antes con el tío de su marido, que era el dueño del restaurante y no podía tomar ninguna decisión sin su consentimiento. Pero que tanto ella como Steve lo querían como segundo cocinero. De hecho, empezó a hablar de sueldo, de vacaciones, de que Fernando tendría que preguntar el proceso para hacer el visado. Vamos, tenía todo súper buena pinta.
Yo estaba súper contenta y, encima, como colofón, me trajeron este súper postre para que también diera mi opinión sobre él:
Yogur griego - hecho en el restaurante - con frutas, frutos secos, cereales y miel de Manuka |
Y, para rematar la faena, la jefa le dio a Fernando 3.000 yuanes (unos 450€), para que siguiera pagando cualquier gasto que David y yo tuviéramos. En serio, increíble. Yo no tenía palabras y, además, me daba ya vergüenza que la señora quisiera pagarnos todo. Fernando seguía con la cantinela de que no pasaba nada, que ella era rica, y que sólo teníamos que divertirnos.
Con los ánimos por las nubes, aunque sabíamos que aún teníamos que esperar la respuesta del tío de la jefa, nos fuimos para la estación de tren para comprar los billetes del día siguiente.
Vista de Tianjin desde la estación |
Más tarde, para la cena, Fernando eligió llevarnos a un restaurante que estaba en la otra punta de Tianjin. Tardamos unos 45 minutos en taxi, para que os hagáis una idea. Y sé que soy pesada con la misma idea, pero todavía me cuesta pensar que puedes cruzarte una ciudad en coche durante tres cuartos de hora y aún sigues dentro de esa ciudad.
El restaurante |
Comimos más comida típica de Tianjin, aunque no recuerdo el nombre y, como José y Fernando fueron los que pidieron, lógicamente pidieron como chinos que son y tuvimos en la mesa como 20 platos diferentes para sólo nosotros cuatro.
Eso eran los entrantes |
Dentro del restaurante había un señor que hacía figuras con caramelo y que las vendía un poco caras (por eso no me compré una, aunque estaban chulísimas).
haciendo una libélula |
Para terminar la visita en Tianjin, fuimos a su noria, la Tianjin Eye, una estructura de 120 metros y desde donde se ve parte de la ciudad. Según Wikipedia, es la única noria de sus características construída sobre un puente, así que habrá que creerle.
La pena es que las fotos que hicimos dentro salieron un poco mal, así que tendréis que tirar de Google si queréis ver fotos más bonitas.
A la mañana siguiente, después de despedirnos de Fernando y darle un millón de gracias y más, partimos David y yo con José hacia Pekín.
Así es el interior de un tren rápido chino |
El viaje duró poco menos de 40 minutos y, cuando llegamos, nos despedimos de José en la estación ya que cada uno iba en una dirección diferente. La cara de José cuando nos despedía era la misma que la de unos padres cuando ven que su hijo va por primera vez sólo al colegio. El pobre estaba preocupado por si nos pasaba algo hasta llegar a Rizhao. Qué buenos son los chinos, madre mía.
David y yo nos dirigimos hacia la embajada. Teníamos que preguntar dos cosas: la primera, si había alguna manera de poder prolongar su visado de turista hasta que le hicieran el de trabajo, porque David tiene que dejar China el 28 de febrero y en un restaurante de Rizhao donde también hizo una prueba (ya os contaré) nos habían dicho que quizás los documentos del visado no estaban listos para esa fecha; la segunda, es un poco más complicada.
Os resumo: antes de venir a China, yo cobraba el subsidio de desempleo. Al venir a China para trabajar, me lo cortaron. Si quiero volver a cobrarlo cuando vuelva a España este verano, tengo que liar una buena de papeles y documentos para demostrar que de verdad he estado en China trabajando y que de verdad he dejado de trabajar para poder cobrar el paro. Es curioso que para que me cortaran el paro sólo tuve que decir que me venía a China, sin presentar ningún papel. Mi testimonio sirvió como prueba. Sin embargo, cuando quiera volver a cobrarlo, ahí sí que tengo mil trabas y es un follón que ya os contaré porque da para una publicación.
Bueno, pues fuimos a la embajada española y como somos dos catetillos de la vida, en la puerta de la embajada nos recibió un señor muy amable que nos dijo que ahí vivía el embajador, así que no podíamos entrar V_V. Nos dirigió hacia el consulado que, por suerte, estaba a unos 10 minutos andando. Fuimos al consulado, entramos por la primera puerta que vimos y aparecimos en una sala de espera con una decena de chinos sin que ninguno de los funcionarios hablara español. Después de estar un buen rato esperando, comunicándonos con señales con el de seguridad, algo en mi cabeza dijo que no podíamos estar en el sitio correcto y volvimos a salir a la calle. Efectivamente, habíamos entrado a una oficina del consulado que se encarga de los problemas de los chinos y los españoles debían entrar por otra puerta. Quisimos entrar pero, como llevábamos maletas, David tuvo que quedarse en la calle esperando no fuera que dentro de mi maleta rosa de tortugas hubiera cualquier material peligroso. Estuve hablando con un chico que, como buen funcionario español, no me solucionó nada y me mandó a una oficina china - donde él mismo dudaba que hablaran inglés - para que preguntara sobre lo de David. Asimismo, quedó en mandarme un e-mail para decirme los pasos que tenía que seguir para lo del paro y que ya me buscara la vida yo. Salí de allí sin saber muy bien para qué coño sirve el consulado de España. ¿Alguien que lo sepa?
Cuando terminé, una chica pekinesa que conocí en mi universidad vino a recogernos y nos llevó a comer a un restaurante que estaba cerca de la estación de tren (ya que a las 2 cogíamos el tren hasta Jinan) y que justo era su restaurante favorito.
Probando el pato ^^ |
Su marido también nos acompañó y volvió a repetirse la escena de 200.000 platos para sólo cuatro personas:
Así llegó a estar nuestra mesa. Y faltan platos. |
La verdad es que comimos súper bien. Es el típico restaurante de barrio, donde no van turistas, y la comida está súper buena. De hecho, es posible que vuelva con mis padres y mi hermano cuando vengan a verme.
Y eso es todo. No pude ver nada de Pekín. A las dos cogimos el tren y llegamos a Jinan. Sobreviví a Jinan y a la compra de tickets y llegué sana y salva a Rizhao sobre las 10. Allí, por suerte, había taxis esperando en la misma estación y el taxista me entendió a la tercera vez que dije "Shanwài" (el nombre corto de mi universidad).
Quizás no le véis mucho misterio a la palabrita, pero como la lengua china tiene cuatro tonos - quiere decir que cada vocal tiene cuatro formas de pronunciarse - cuando me monto en un taxi me convierto en alguien que tiene súper seguro donde quiere ir al principio pero que va dudando cada vez más por momentos "Shanwai! Shanwei! Shanwái! Shanwéi? Shan - wai? Shán - wei?" hasta que, con suerte, el paciente taxista atina y dice "Shanwài?" y asiento mil veces seguidas como si no hubiera un mañana.
Los que os animéis y vengáis a visitarme a China, me entenderéis.
Me callo ya, que hoy pensaba que me iba a salir una entrada más corta que ayer y no veas, me han dado cuerda hoy.
Os dejo con el que creo que es el Goldin Finance 117 de Tianjin, el que será el segundo rascacielos más alto de China (597metros). Lo vi en el tren de camino a Jinan. No estoy segura de si es ese, pero he mirado los rascacielos en construcción de Tianjin y es el que más se le parece.
¡Muchos besitos y gracias por leerme!
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